Hacer memoria es hacer democracia

Autor: Fiorella Zárate

Por Fiorella Zárate, asistente de comunicación en Alma Cívica 

Alguna vez, en esta ciudad, hubo perseguidos políticos. En un tiempo, llevó el nombre de un tirano. Se reprimió, se prohibió y se torturó, pero también se resistió. Hoy se llama Ciudad del Este y celebra 68 años de fundación y 36 de democracia.

Hacer memoria es mucho más que recordar fechas y nombres; es, en esencia, un acto político. La generación más joven no ha vivido directamente una dictadura, pero la tarde del 3 de febrero de 1989, cuando conmemoramos la caída del régimen estronista y celebramos la democracia en Paraguay, las juventudes llenaron el parque, Ex aeropuerto Alejo García, con acciones destinadas a fortalecer la memoria democrática, dejando un mensaje claro: Nunca más.

“Memoriar: la memoria convertida en verbo, convertida en acción.” Así comienza la presentación de la Guía didáctica para la memoria colectiva sobre la dictadura estronista. Este documento, creado en colaboración con Sophia Ruiz, Giselle Ramos, Guadalupe Ramírez y Mariana Florentín, busca ser un recurso orientativo que facilite el «paso a paso» de mediaciones artísticas y literarias para fortalecer la memoria colectiva. Orientada a jóvenes y adultos dedicados a la promoción cultural, la educación comunitaria y la enseñanza, esta obra se propone evocar las memorias de resistencia y rebeldía que surgieron en respuesta a la dictadura de Alfredo Stroessner.

Este proyecto, junto a iniciativas como Sonidos de la Memoria, Cartografías de Resistencia, ¿Todo es culpa de Tacuara?, La ciudad con nombre de dictador y Todavía se busca, fue incubado en el Laboratorio de Memoria y Futuro,  impulsado por la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay, el Centro Cultural de España Juan de Salazar y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. En él se presentaron diversas acciones orientadas a fortalecer la memoria democrática.

La historia, el folklore y la realidad se construyen de boca en boca. Por ello, «memoriar» se convierte, para las juventudes, en un deber y una necesidad. Estas iniciativas no solo preservan el pasado, sino que ayudan a edificar un presente y un futuro más conscientes, recordándonos que la historia es un legado que debemos cuidar y del que aprender.

La memoria colectiva se forma a partir de subjetividades. Más allá de los hechos específicos, las fechas y las coordenadas, es la manera de relatar lo que ocurrió y la forma de interpretar lo que se escucha lo que crea la historia completa. Al interesarse las juventudes en escuchar estas narrativas y transmitirlas con sus propios tonos y matices, creamos, generación tras generación, una sólida narrativa democrática.

Entonces, ¿por qué memoriar? Porque nos ayuda a conocer nuestra historia y a conocernos a nosotros mismos; porque fomenta un pensamiento crítico; porque nos permite valorar nuestra cultura y nuestras raíces; y porque nos ayuda a entender y a construir democracia.


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El proyecto Jajapo Democracia! promueve una democracia más inclusiva y efectiva que beneficia no solo a quienes participan, sino a toda la comunidad. En la primera edición, cada ciudadano que form
Fiorella Zárate

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