Por Belén Rojas, coordinadora de proyectos en Alma Cívica
La democracia y la participación comunitaria no sólo coexisten; se entrelazan y se refuerzan mutuamente construyendo un entramado de relaciones que se nutren del esfuerzo colectivo. En Alma Cívica cuando comenzamos el proyecto Jajapo Democracia! teníamos una misión clara: fortalecer la democracia en Paraguay a través de la participación activa de la comunidad. Pero, este camino no es solo un trabajo, es un viaje compartido, donde cada paso revela la importancia de estar involucrados como ciudadanos y como agentes de cambio.
Desde mi rol como coordinadora de este proyecto, he podido ver de cerca cómo las ideas cobran vida. No solo se trata de escuchar y aprender sobre democracia, sino de preparar a cada persona para exigir una democracia representativa y justa. En Jajapo Democracia!, aprendimos que involucrarse no es solo opinar; es tener el valor de estar ahí, de participar en el cómo, en el hagamos, en el Jajapo oñondive—una frase en guaraní que significa “Hagamos juntos”. Esa expresión se convirtió en nuestra guía, en un llamado para crear espacios donde todos pudieran alzar su voz.
Los participantes llegaron con inquietudes y, muchas veces, con dudas sobre cómo podían hacer una diferencia y les brindamos las herramientas necesarias para identificar una causa común, definir un problema que afecta a su comunidad y aprender a resolverlo con lo que tuvieran a mano. A través de talleres, mentorías y debates, cada persona construyó su propio camino hacia el cambio y fuimos testigos de cómo una idea pasaba de ser un sueño a un plan concreto.
Trabajaron en presupuestos, en la elaboración de documentos y en la estructuración de propuestas claras y ejecutables. Les animamos a pensar en soluciones que, además de responder a problemas específicos, también consideran el contexto y las limitaciones reales de su comunidad.
La democracia en plena acción
Una de las historias que más me marcó fue la de Blanca Román, una participante que soñaba con restaurar un cementerio histórico en Vallemí, un lugar que guarda gran valor para su comunidad. Blanca no pertenecía a ninguna organización; era una ciudadana preocupada, una persona común con el deseo de hacer algo significativo. Al verla transformar esa idea en un proyecto detallado, entendí el poder de lo que estábamos haciendo. Blanca no solo aprendió a presentar su idea, sino a defenderla con claridad y determinación, a estructurar un presupuesto y a definir los pasos necesarios para llevarla a cabo. Ella entendió que la democracia también es eso: trabajar por lo que creemos y compartirlo con los demás.
Blanca Román testificó que «Las experiencias y enseñanzas adquiridas durante mi participación en el programa me guiaron hacia buenas prácticas para entender cómo desarrollar un proyecto de principio a fin. Aprendí no solo a diseñar y ejecutar una idea, sino también a pensar en su viabilidad, en los pasos necesarios para llevarla a cabo y en la posibilidad real de concretarla. Este proceso me ayudó a fortalecer mi confianza para llevar a cabo iniciativas que impacten positivamente en mi comunidad.»
Así, cada participante se fue convirtiendo en un ejemplo de democracia en acción. El proceso de Jajapo Democracia! no solo generó proyectos; dejó una huella en cada persona. Verlos construir desde su territorio, desde su realidad, reforzó mi convicción de que la democracia debe ser algo vivo, algo que respira y se alimenta del compromiso colectivo. Esta experiencia me ha enseñado que la democracia no se fortalece con palabras vacías, sino con acciones que nacen del corazón de nuestras comunidades.
Cuando cerramos la primera edición de este proyecto, no pude evitar sentir que el verdadero logro iba más allá de los proyectos presentados. Lo que construimos fue un legado de participación y conciencia democrática que, estoy segura, se mantendrá en cada persona que fue parte de esta experiencia. La democracia y la participación comunitaria no son caminos separados; son una misma ruta, un recorrido que, al tomarlo juntos, nos lleva hacia una sociedad más equitativa, inclusiva y fuerte. Y eso, para mí, es el verdadero significado de Jajapo Democracia!: construir una democracia viva, en la que todos tengamos un lugar y una voz.